La Molina del Portillo de Busto |
Según el profesor José Matesanz, los denominados sarcófagos paleocristianos de La Bureba suponen «una de las manifestaciones más destacadas del arte paleocristiano en Castilla y León y también a nivel nacional»,
Las cinco piezas que conforman este grupo pertenecientes al "taller de la Bureba" se encuentran localizadas de la siguiente forma:
El de Poza de la Sal, el de Quintanabureba y una tapa sepulcral de Cameno en el Museo de Burgos.
El de la Molina del Portillo de Busto en el Museo Frederic Marès de Barcelona.
Y otro del mismo "taller" en el Monasterio de San Millán de la Cogolla.
En todos los casos hay que destacar "la tendencia griega" a adornar los cuatro lados frente a las fórmulas romanas,más austeras.
Soporte: Se encuentran tallados en piedra caliza local de gran dureza y en varios casos se llegaron a reutilizar como pilones de fuentes durante muchas décadas, razón por la cual presentan orificios en el fondo y rebosaderos.
Según Solana la iconografía y plástica muy personal nos recuerdan en parte a las estelas y hacen pensar en que en La Bureba pudo contar con un taller de sarcófagos durante toda la época romana, e incluso ser exportados a otras regiones, gracias a su riqueza en piedra, teniendo su punto cumbre tras la cristianización de la zona. Pero todos ellos, en caso de ser sarcófagos cristianos, están fuera de contexto, con lo que la cronología que se les puede conferir es obviamente especulativa y no demostrativa de una temprana cristianización de la zona que no debió ser tal.
La existencia de estos sarcófagos podía relacionarse con los grandes propietarios locales surgidos de algunas familias indígenas que se enriquecieron gracias a la colaboración con Roma. Estas élites pudieron estar emparentadas con mercenarios del ejército en época de la conquista ya que la epigrafía demuestran que fueron de raíz indígena.
Fuente: Arqueología de los Autrigones, Señores de la Bureba (Hermann Parzinger, Ignacio Ruiz Velez y Rosa Sanz Serrano (2.012)
Según Solana la iconografía y plástica muy personal nos recuerdan en parte a las estelas y hacen pensar en que en La Bureba pudo contar con un taller de sarcófagos durante toda la época romana, e incluso ser exportados a otras regiones, gracias a su riqueza en piedra, teniendo su punto cumbre tras la cristianización de la zona. Pero todos ellos, en caso de ser sarcófagos cristianos, están fuera de contexto, con lo que la cronología que se les puede conferir es obviamente especulativa y no demostrativa de una temprana cristianización de la zona que no debió ser tal.
La existencia de estos sarcófagos podía relacionarse con los grandes propietarios locales surgidos de algunas familias indígenas que se enriquecieron gracias a la colaboración con Roma. Estas élites pudieron estar emparentadas con mercenarios del ejército en época de la conquista ya que la epigrafía demuestran que fueron de raíz indígena.
Fuente: Arqueología de los Autrigones, Señores de la Bureba (Hermann Parzinger, Ignacio Ruiz Velez y Rosa Sanz Serrano (2.012)
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